Abstract:
Es probable que para el año 2030, el número de adultos mayores en México se habrá duplicado y superará los 20 millones de personas, y ciertamente el país no está aún preparado para responder a las necesidades sociales y asistenciales del adulto mayor. De mantenerse los patrones vigentes de utilización de servicios, pronto enfrentaremos una clara insuficiencia de infraestructura y de capacidad asistencial. A esto hay que sumar la carencia de profesionales de la salud especializados en temas geriátricos.
La probabilidad de tener una enfermedad crónica degenerativa se incrementa con la edad. En el año 2001 poco más de 67% de la población de 60 años y más reportaba tener al menos una enfermedad diagnosticada; lo mismo que la mitad de la población de 50 a 59 años, esto significa que la población de este grupo de edad al llegar a los 60 años o más ya tendría un deterioro en su estado de salud.
Cada año miles de personas son diagnosticadas con una enfermedad y miles más mueren por esa condición; con las transiciones, demográfica y epidemiológica avanzando, se espera que la morbilidad y mortalidad aumenten, por el incremento en la esperanza de vida (en 2050 se espera que llegue a 82 años) y por las condiciones económicas, sociales y de salud que prevalentes en México.
Debido a que representan un importante problema de salud global y una carga significativa sobre la población y sobre los sistemas de salud, tanto por sus repercusiones en el estado de salud como por el escalamiento en costos, la Hipertensión Arterial (HTA) y la Diabetes Mellitus tipo 2 (DMT2) son un ejemplo de enfermedad crónica degenerativa. La Hipertensión Arterial, además de ser un factor de riesgo para el desarrollo de las enfermedades isquémicas del corazón, las enfermedades cerebro-vasculares y la insuficiencia renal, es la causa directa de un número importante de muertes en el país, en el año 2000 se ha estimado que el 1.5% de los pacientes que padecen Hipertensión mueren cada año de causas directas a la enfermedad.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006 mostró que cerca de 43% de los adultos mayores de 20 años tienen diagnosticada Hipertensión Arterial y que
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aproximadamente 7% sufren de Diabetes Tipo II. Entre la población de 60 años y más el 72.8% tiene Hipertensión y el 17.4% Diabetes.
La Hipertensión Arterial es una de las enfermedades más frecuentes en adultos mayores, existen fármacos que reducen sus complicaciones; sin embargo, gran parte de ellos producen Xerostomía y otras complicaciones en boca. Existen estudios en los cuales el 100% de los pacientes toman 1 o más medicamentos, el 95% de los cuales son Xerostomizantes. Entre las diversas categorías de fármacos, solamente los antihipertensivos IECA y diuréticos se presentaron como factor de riesgo para el Síndrome de Boca Ardorosa.
El Síndrome de Boca Ardorosa (SBA) es una entidad patológica caracterizada por la presencia de síntomas crónicos como ardor, dolor o sensación de quemazón en la mucosa bucal clínicamente normal, afecta principalmente a mujeres mayores, y peri o posmenopáusicas.
El Síndrome de Boca Ardorosa comprende “Glosodinia o Glosalgia”, que significa dolor de la lengua. “Glosopirosis”, sensación de quemazón. “Disestesia o parestesia” es un grado menor y se describe como una experiencia no confortable de malestar dentro de la boca. “Glosodinia” es usado también cuando está involucrada toda la cavidad bucal. Cuando el dolor involucra toda la boca se le denomina “Estomatodinia” y “Estomatopirosis” si además involucra sensación de quemazón. A un estado de desagrado o no confortable se lo ha llamado “Estomato-disestesia”.
En la presente revisión, se hace especial referencia a los factores etiológicos, diagnóstico y al tratamiento del Síndrome de Boca Ardorosa en pacientes geriátricos que presentan Hipertensión Arterial y se analizará si existe relación entre el Síndrome de Boca Ardorosa y la medicación Antihipertensiva.
Description:
Tesina (Licenciatura en Odontología), Instituto Politécnico Nacional, CICS-UMA, 2016, 1 archivo PDF, (65 páginas). tesis.ipn.mx